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El sociólogo Ángel Ramírez Troyano ha compartido conversaciones con las 21 mujeres en tres grupos conversacionales. Los grupos los hemos definido como mujeres urbanas de perfil profesional-6- (MP), mujeres urbanas de perfil trabajador-6- (MT), y mujeres rurales-10- (MR). Hemos realizado una sesión con cada grupo y una cuarta a la que estaban convocadas todas las participantes, asistiendo 11. Las 23 mujeres participantes conversaron durante cada una de las cuatro sesiones durante más de una hora.

El tiempo compartido, la felicidad son las otras

El objeto del trabajo En Mis Tiempos ha sido conocer la situación, deseos, necesidades y percepción que tienen de su realidad las mujeres mayores de 75 años que viven solas. La concurrencia de estas características nos hacía pensar en condiciones difíciles, sin la visibilidad que merecen en nuestra sociedad. Un grupo de mujeres, en torno a las 30, han colaborado con nosotros para aproximarnos a su realidad desde distintas estrategias, como es la realizada a partir de sus interacciones en grupos de mensajería creadas al efecto; y su participación en actividades de creación como los video poemas o distintas piezas audiovisuales.

Como análisis preliminar cabe decir que las posiciones sobre los temas tratados se han distribuido a partir de dos polos que han ocupado los extremos del continuo, el de mujeres profesionales (MP) y el de mujeres rurales (MR). Estos dos marcan las posiciones más distantes, en algún caso opuestas, mientras que MT se movía por el espacio que la oposición antes citada generaba. A continuación reflejamos algunos de los resultados del análisis de sus discursos.

¿Mujeres felices? Participativas o solitarias

La primera conclusión que podemos referir es que la situación de las mujeres en general, su bienestar, es mejor de lo que a priori suponíamos. En los tres grupos, no de forma idéntica, las mujeres evidencian contar con una red de relaciones a partir de la cual estructuran su vida cotidiana. La presencia ya algo lejana de la familia (la edad de las mujeres hace que la totalidad de su familia, incluidos nietos, tenga autonomía) es sustituida por una red amical con las que comparten actividades.

Esas personas que no salen pa ná, esas se hacen viejas antes de tiempoMujeres rurales

Los tiempos de las mujeres se ven conformados por un conjunto de actividades entre las que destacan-la cita con amigas para compartir conversación, pero también actividades culturales (desde las jornadas o conferencias, hasta gimnasia o prácticas relacionadas con la religiosidad popular), e incluso prácticas de activismo social o político. Cuando existe esta actividad, los momentos de soledad son bien gestionadas en general, y así sucede en la gran mayoría de las mujeres participantes, aunque en los grupos urbanos sí aparece la soledad como problema, particularmente cuando aparecen los problemas de salud en el grupo de clases medias.

La jubilación me ha hecho un poco de pupa, pierdes visibilidad, te refugias un poco en tu entorno. Y cuando tienes problemas de salud te vas refugiando más,Mujeres urbanas de perfil profesional

Pero volvamos a la primera conclusión, la del bienestar general de las mujeres. Como decimos, el tono general es la satisfacción con la propia vida, y la variable que más explica este nivel de satisfacción es la densidad de la red de relaciones, a más relaciones y actividades ejecutadas con dichas redes más sensación de bienestar. Esta variable parece más capaz de explicar el bienestar que otras como riqueza o nivel de formación aunque es cierto que en el conjunto de mujeres que han participado la mayoría tienen sus necesidades básicas cubiertas, probablemente si diéramos la voz específicamente a mujeres con graves carencias, las variables materiales tendrían un peso mayor.

Familiares y amigas

Hablamos de la importancia de las redes, las relaciones, pero no todas las mujeres mantienen las mismas redes, ni las utilizan para las mismas actividades. Así, la relación con la familia también marca diferencias. Las mujeres rurales manifiestan una visión más positiva de sus relaciones familiares, mantienen relaciones frecuentes y positivas. Las mujeres urbanas tienen mayor distancia en su vida cotidiana del resto de su familia, sobre todo las mujeres profesionales. Las posición de las MP es ambivalente, en el sentido de reconocer esa doble vertiente de la familia, lugar de la mutua ayuda, pero también de la obligación de cuidado, de las restricciones a la libertad.

El amor a los hijos y los nietos no lo considero una servidumbre…pero yo tenía otro proyecto de vidaMujeres urbanas de perfil profesional

De hecho las MP son las únicas que reinvidican fórmulas de vida no familiares para los últimos años, otra manera en la que generar mutua ayuda para afrontar la inevitable dependencia. En el grupo refirieron incluso un proyecto que iniciaron con este objetivo denominado Casa de la Vida, que fracasó ante la indiferencia institucional.

Una generación única

EL grupo urbano de clases medias presenta más marcadamente una característica, la de sentirse una generación especial, rompedora con una sociedad muy tradicional. En los relatos abundan historias de migraciones, rupturas familiares, incorporaciones conflictivas a la vida laboral, que son percibidas como pioneras, e inacabadas por parte del grupo. Partiendo del reconocimiento de la diversidad de situaciones, ya que entienden que una mayoría de mujeres no han tenido las oportunidades para romper situaciones de desigualdad, ellas consideran que han protagonizado, y siguen protagonizando, un cambio muy trascendente.

Somos diversas, somos un colectivo que tiene una experiencia histórica y social única, muy rica en los experimentos vitales, rompedora de fronterasMujeres urbanas de perfil profesional

Lo rural o la integración igualitaria

El carácter de las redes relacionales y por tanto de las actividades en las que se soportan muestran diferencias en los tres grupos, siendo la mayor diferencia la que presentan los grupos de mujeres en función de su carácter rural o urbano. Las mujeres rurales tienen relaciones extensas en el tiempo, muy condicionadas por la vecindad, y la frecuencia de actividades compartidas es muy alta. El grupo de mujeres participantes comparte actividades diariamente, encuentros informales en la plaza, en el centro social del municipio, para merendar o desayunar en su cafetería, jugar a juegos de mesa, etc…, además de participar en actividades amparadas por las instituciones como sesiones de gimnasia o senderismo. Igualmente sus prácticas se encuentran insertas en el calendario local/institucional, ferias, romerías, o fiestas de beneficiencia.

Es el de mujeres rurales por tanto, un grupo que presenta unas condiciones más igualitarias que los urbanos (no aparecen en sus discursos diferencias sociales de relevancia), mayor integración con la vida tradicional/institucional, y un mayor grado de satisfacción.

Aquí hay más calidad de vida para los mayores, todo es más cerca, te conoce toda la genteMujeres rurales

La mirada exterior: insatisfacción o reconocimiento

Este mayor grado de satisfacción se expresa también en la percepción que tienen de la situación general y de la consideración que el conjunto de la población tiene de ellas. En general consideran que se ha avanzado mucho, que la situación de las mujeres ha mejorado y se consideran bien consideradas y queridas por su entorno. Su valoración de la sociedad actual y de cómo encajan en ella, es positiva.

El grupo urbano profesional mantiene una actitud más crítica. Reconoce lo mucho que se ha avanzado pero está más orientado a lo que aún falta para la igualdad, y a esa distancia como un acicate para seguir luchando.

Nos queda mucho para sentirnos bien en este mundo en el que nos hemos implicadoMujeres urbanas de perfil trabajador

Igualmente, no está satisfecha con la consideración que las mujeres mayores tienen en nuestra sociedad. Perciben actitudes condescendientes, infantilizadoras, al tratarlas en ocasiones como personas con discapacidades, incapaces de gobernarse a sí mismas, y sin un rol social más que el de cuidadoras. Una visión mucho más negativa que las de los hombres, que no son cuidadores, sino cuidados, y disfrutan pensiones más altas.

Más rentas, mejor sanidad, apoyos ante el cambio tecnología

En cuanto a las demandas que realizan a las instituciones aparecen en todas el aumento de las pensiones (este es más demandado curiosamente por las mujeres urbanas profesionales, no solo por necesidad, sino también como estrategia para generar bienestar social en el conjunto de la sociedad).

El grupo de mujeres trabajadoras muestra un discurso crítico con los servicios de salud, que perciben que ha ido perdiendo calidad en los últimos años, desde la pandemia del COVID particularmente. Deficiente atención, insistencia en desviarlas a la atención telefónica, el abandono de realización de mamografías a partir de los 69 años, son deficiencias citadas.

En la Sanidad a los mayores nos tratan muy malamente, aunque yo no dejo que me maltratenMujeres urbanas de perfil trabajador

Igualmente plantean la insuficiencia de las pensiones de viudedad, y el proceso de pérdida económica que se produce con la muerte de la pareja. Por último plantearon críticas, en estas coincidieron también los demás grupos, a las dificultades que los procesos de digitalización les está suponiendo para acceder a distintos servicios, particularmente los financieros. Los bancos recibieron críticas por más razones, fundamentalmente referidas al trato poco respetuoso, la rigidez de los horarios de atención, y otros.

La tecnología avanza mucho, y nosotras no podemos ir avanzando de esa maneraMujeres urbanas de perfil trabajador

El grupo rural muestra su satisfacción con los servicios sanitarios, con dos excepciones: la de la necesidad de desplazarse a otras localidades para determinadas servicios, y cierto paternalismo que hace que los profesionales compartan la información dirigiéndose a los familiares más incluso que a las afectadas.

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