Toda persona. Nadie
Acción de la artista Nieves Galiot, con el apoyo del Colectivo Nadie, especialmente diseñada para la celebración del 250 aniversario del Colegio de Abogados de Córdoba.
Tres grandes pergaminos de siete metros de largo y dos metros y medio de ancho cuelgan sobre el patio del Colegio de Abogados con el texto de la Declaración de los Derechos Humanos al que Galiot, pirógrafo en mano, le ha ido quitando palabras hasta dejar únicamente dos: «toda persona» y «nadie».
No las destruye, solo las perfila y guarda aparte a la espera de una futura reutilización.
La intervención ha estado acompañada por un paisaje sonoro diseñado por el músico y videocreador Lämpara.
El proyecto indaga sobre las tres tradiciones de Justicia en la cultura occidental y cómo han ido relacionándose con la noción de felicidad: la filosofía utilitarista (maximizar la felicidad o el bienestar colectivo), el liberalismo kantiano (el respeto a la libertad de cada uno para escoger su propia idea de la vida buena) y la tradición clásica que se remonta a Aristóteles (la justicia consiste en cultivar y promover la virtud cívica y el bien común).
Fotografías: Xosé Garrido y Nieves Galiot
Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos.
Declaración de independencia de los Estados Unidos de América de 1776
El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación.
Artículo 13 de la Constitución española de 1812
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948
Si me fuera otorgado leer cualquier página actual –ésta, por ejemplo– como la leerán en el año dos mil, yo sabría cómo será la literatura del año dos mil.
Nota sobre o hacia Bernard Shaw» de Jorge Luis Borges en 1952
La voz de la lectura
Juan Bolaños>Texto que acompañó la intervención
En la cultura occidental encontramos tres tradiciones de Justicia. Una tradición nos dice que la justicia consiste en maximizar la felicidad o el bienestar colectivo: la mayor felicidad para el mayor número de personas. Esta es la filosofía utilitarista del filósofo político inglés Jeremy Bentham y más tarde de John Stuart Mill. La segunda tradición de justicia significa respetar los derechos individuales y, sobre todo, el respeto a la libertad de cada uno para escoger su propia concepción de la vida buena. Esta segunda respuesta a la pregunta de qué sea la justicia, encuentra su expresión más poderosa en la filosofía del filósofo alemán del siglo XVIII Emmanuel Kant. En una tercera tradición, la justicia consiste en cultivar y promover la virtud cívica y el bien común. Esta forma de pensar sobre la justicia es, en cierto modo, la más antigua de la tradición filosófica occidental y se remonta a la filosofía de Aristóteles. Cada una de estas tradiciones ha inspirado sus propios textos y cada época, inevitablemente, lee estos mismos textos desde su propio contexto histórico y cultural. Si el lector es un órgano judicial, el acto de leer se denomina jurisprudencia y el juez es un lector que escribe su propia lectura. La lectura es conocimiento, razón, discurso. Nieves Galiot «lee mal» la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Al contrario del hipotético juez educado en «leer bien» los textos legales y emitir «una interpretación ajustada a derecho», aquí hay un deliberado cambio de contexto, hay algo muy parecido a lo que Walter Benjamin denominaba como la liberación del objeto de su envoltorio y la destrucción del aura. Armada de un pirógrafo, recuerda que todo está escrito y lo que llamas escribir / es ir quitándole palabras. Ahora la cuestión ya no es la corrección de la lectura sino el efecto productivo que esa lectura es capaz de convocar en el espectador. Nieves Galiot es una lectora que escribe su propia lectura. La lectura es producción, acto, creación: la poiesis griega, que con el tiempo se iría descargando de este significado prosaico para llegar a la indefinible poesía.
Intervención sonora
Lämpara> Expresamente compuesta para acompañar la intervención